
El desarrollo de programas informáticos que generan portafolios
electrónicos ha adquirido un gran impulso en el ámbito educativo durante los
últimos años, mismos que se emplean con propósitos diferentes como compartir
información con alumnos, recopilar documentos y material de estudio preparado
por el docente, coleccionar documentos y producciones realizadas por el autor
mismo. También se usan para la creación de un diario o bitácora del desarrollo
del aprendizaje del estudiante, a través del cual organiza y presenta sus
avances a través de documentos, trabajos realizados y reflexiones que puede
compartir con otros estudiantes o con el profesor.
Así, el portafolio como fuente de
información para la práctica docente, recoge los trabajos (productos) que el
alumno ha ido elaborando a lo largo del curso de forma que mediante su examen
podemos saber que competencias se han desarrollado o se han puesto en práctica
en cada caso. Para ello, los trabajos/productos deben presentarse en contexto,
es decir, deben ir acompañados de una explicación que justifique su
elaboración, bien por ser el resultado de un trabajo optativo, bien por ser
obligatoria su realización. Además, cada producto debe incluir las reflexiones
del estudiante sobre el proceso que le ha llevado a completarlo así como sobre
el propio producto final. Con estas reflexiones, se pretende que el estudiante
sea consciente de su propio proceso de adquisición de destrezas y de cómo estas
van desarrollándose desde el estadio de reproducción de conocimientos
(destrezas C) a su aplicación en contextos abiertos (destrezas A) (Stones,
984). Por último, el portafolio debe incluir los comentarios del profesor sobre
cómo y en qué grado se ajusta cada producto presentado por el alumno a los
objetivos declarados en el programa de competencias. No se trata, entonces, de
que el profesor se limite a calificar con una nota el resultado del trabajo del
alumno sino de que lo analice a la vista de los objetivos formativos planteados
en su asignatura o en la titulación de manera global. En palabras de King y Campbell-Allan
«los portafolios no se concibieron como instrumentos de calificación, sino como
vehículos para un tipo diferente de evaluación: la reflexión de los alumnos
sobre su propio trabajo, la reflexión del docente sobre el trabajo de los
alumnos y la reflexión del docente sobre su propia labor.
Las ventajas del portafolio
digital son, entonces, las siguientes:
• El eje central del portafolio
es el alumno y su proceso de aprendizaje.
• El portafolio digital es un
instrumento flexible que permite incorporar nuevos productos con facilidad y
actualizar los contenidos para adecuar el currículo del alumno al mercado de
trabajo europeo.
• Se rompe el aislamiento del
aula al publicar digitalmente los materiales que en ella se generan así como
los procesos que los originan y ponerlos a disposición de la comunidad docente a
través de internet.
• Se dota de transparencia al
proceso educativo y se favorece el intercambio de experiencias entre
instituciones.
• La calificación numérica de los
productos que realiza el estudiante queda relegada a un segundo plano a favor
del análisis de estos como muestra del aprendizaje.
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